Que difícil describirse ¿no te parece?
¡Me paro a pensar y soy muy de extremos!
Soy una paciente impaciente, melancólicamente feliz, cariñosamente gruñona, tranquilamente nerviosa, tímidamente extrovertida, ordenadamente desordenada, y sensible, eso sí, mucho.
Sin antónimo.
Pues todo eso soy. ¡Ahhh! Y mi nombre es Ester, debí empezar por ahí, ¿verdad?
Parece entonces que también soy algo caótica. Se puede definir mejor a alguien por como escribe que por lo que dice en sí.
Nací en Barcelona y supongo que aquellos años se quedan en el corazón, porqué soy una apasionada de las ciudades y su arquitectura. ¡Ojo! No es que entienda de ella, no se me malinterprete, solo me fascina mirar, sus contrastes, la geometría, los colores…
Y cómo podéis adivinar por mis fotografías, lo siguiente que me fascina es la naturaleza, el mar, lo verde, las flores, las raíces, y el cielo, sobre todo el cielo.
¡Soy una soñadora!
Y aquí empieza mi sueño a ser parte de mi realidad.
A principios de 2020, durante el confinamiento decidí empezar este proyecto, que pretendía dar vida a una de mis pasiones y poder así seguir practicando, aprendiendo y, sobre todo, disfrutando de la fotografía.
Esta pasión me la regaló mi padre, al que no puedo más que involuntariamente dedicarle todas estas palabras que hoy voy volcando aquí para tratar de explicarte quién soy.
Y aquí seguimos, tú que me lees y yo que te escribo, iniciando una relación que pretende ser tan cercana como tu permitas.
Y hablando de relaciones, no podría acabar este escrito (tal vez el primero que hago, tal vez también el último), sin mencionar lo realmente importante en mi vida.
Tengo la gran suerte de tener a mi lado los mejores y más grandes apoyos. Mamá, David, y vosotros, mis amigos, mis más que amigos hermanos, sabéis quienes sois… a todos,
¡GRACIAS GRACIAS GRACIAS!